El trabajo de los puericultores en las guarderías o estancias infantiles puede, debido a las múltiples cargas de tipo físico y psíquico, deteriorar la salud de estos trabajadores y, a largo plazo, acarrear patologías graves.
Muchos puericultores sufren de sordera progresiva, un problema que se ve agudizado por su exposición al nivel de ruido que generan los niños, el cual es de más de 85 dBA y llega a alcanzar los 113 dBA.
Otro problema que deben enfrentar tiene que ver con la espalda. Debido a las pequeñas sillas y mesas (adecuadas para los niños) que se emplean en las guarderías, los puericultores se sientan y adoptan posturas en las que se agachan y giran el cuerpo. El contacto social, por ejemplo, al jugar con niños sentados alrededor de una mesa, los obliga a soportar estas cargas críticas. Además, con frecuencia deben agacharse mientras permanecen de pie.
Por ello, son comunes entre los puericultores los problemas de espalda, como dolores musculares, alteraciones degenerativas de la columna vertebral con síndrome de columna cervical/lumbar, síndrome hombro-brazo y hernia discal. Los departamentos de recursos humanos se quejan de la gran cantidad y, sobre todo, la prolongada duración de las bajas por enfermedad entre los puericultores.
Una silla de trabajo adecuada para la espalda contribuye significativamente a aliviarla. Los puericultores se sientan protegiendo su espalda y, a la vez, están a la altura de los niños. El diseño especial para guarderías permite emplear la silla tanto en la oficina como con las pequeñas mesas de los niños.
Las denominadas sillas activas también pueden ofrecer una alternativa a los maestros de guardería, a los padres diurnos o a los maestros de primaria. Ofrecen una gran flexibilidad y están disponibles en diferentes conceptos. Para los niños y los jóvenes, por ejemplo, existe también una variante para uso institucional y doméstico. Y para que los educadores utilicen por lo menos ópticamente la misma oportunidad de asiento que los pequeños, una variante de ella también está disponible para los grandes. Para más información asientos activos
Con apenas una mínima inversión, el lugar de trabajo puede adaptarse a las necesidades de los profesionales de la puericultura y volverse, a la vez, más saludable. Esto obra en beneficio no solo del empleado, sino también del empleador, ya que supone una eficaz contribución a la mejora general de la salud, y, por ende, una reducción de los días de incapacidad laboral. Solo con esto, la inversión se amortiza rápidamente. Pero, al mismo tiempo, beneficia a nuestros hijos, pues unos puericultores sin dolores son capaces de tratar distinto y mejor a los pequeños que una persona que, repetida o continuadamente, padece dolores de espalda que la desconcentran.
En el trabajo con los niños, la posición sentada debe ser lo más correcta posible para la espalda, lo que implica necesariamente una cierta dosis de movimento en el asiento. No es necesario que el usuario se siente recto y erguido: la silla debería ofrecer la posibilidad de adoptar a cada tanto una postura saludable para la espalda y erguida, además de potenciar secuencias de movimientos. Una buena silla para educadores debe cumplir con las mismas tareas y requisitos que una buena silla de oficina y una silla de oficina activa o un buen asiento activo. Es de enorme importancia, para poder trabajar a la misma altura que los pequeños, que la altura del asiento pueda ajustarse a las necesidades individuales. Dicha altura se halla aproximadamente entre los 35 y los 45 cm. Debido a su gran utilidad, esta posibilidad de ajustar la altura es una característica imprescindible.
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