Los discos intervertebrales - una ingeniosa invención de la naturaleza. Sin embargo, causan problemas a muchas personas. La culpa es de las posturas forzadas, generadas por quien permanece demasiado tiempo sentado o de pie. La camilla de tracción constituye un aparato destinado al estiramiento corporal, que puede ayudar a compensar las cargas.
Están siempre entre dos vértebras adyacentes, proporcionan movilidad y amortiguan el sistema: se trata de los discos intervertebrales. Lo que hace tan especial a cada uno de ellos es su elasticidad. Este amortiguador de la columna necesita líquido para cumplir su función.
Sin embargo, los discos intervertebrales no son atravesados por vasos sanguíneos, sino que se nutren exclusivamente a partir de su movimiento. Lo único que suministra líquido y nutrientes a los discos intervertebrales es el proceso continuo de carga y descarga. Y aquí radica precisamente el problema: ocurre que la mayoría de las personas se mueven muy poco. La permanencia prolongada en posición sentada o de pie provoca una compresión constante y paraliza el intercambio de líquidos.
Normalmente, estos amortiguadores pueden regenerarse por la noche. Pero si una persona no duerme bien, sus discos intervertebrales no absorben suficiente líquido y pueden secarse y agrietarse. En tal caso existe el riesgo de que se deformen e incluso se desgarren, lo que puede ocasionar intensos dolores. La aplicación de un sistema de estiramiento corporal permite aliviar estos efectos, mejorar el cuadro o aun revertirlo.
Si se les ofrece una buena superficie de reposo, los discos intervertebrales pueden volver a absorber todo el líquido y los nutrientes necesarios. Esto también puede lograrse a través de la natación, siempre que se seleccione un estilo adecuado para el cuidado de la espalda. Particularmente eficaz resulta la regeneración cuando en gran medida se anula la fuerza de la gravedad y al mismo tiempo se promueve una elongación.
Esto es precisamente lo que se logra con un sistema especial de estiramiento corporal. Para ello sólo hay que ponerse de pie sobre el aparato, realizar la fijación de pies/piernas y adaptar el equipo a la estatura de manera individual. Al igual que en el caso de un columpio y apoyada sobre el abdomen, la persona efectúa entonces un balanceo lento y controlado hacia delante.
Este movimiento puede regularse y controlado por los propios medios con manijas adicionales o a través de la asistencia de personal especializado. El accionamiento de las manijas permite ir con cuidado hacia delante hasta alcanzar la posición horizontal. Al realizarse dicha inclinación, la parte del tronco y el acolchado de las piernas se separan ligeramente.
Surge así una agradable elongación para que los pies se mantengan sobre la placa de apoyo. Todo el cuerpo se encuentra entonces sometido a la tracción, que estira los discos intervertebrales, las articulaciones vertebrales y la musculatura corta que une la columna (musculatura segmentaria).
Para que los discos intervertebrales tengan una correcta recuperación durante el proceso de elongación, la musculatura debe estar lo más relajada posible. Al detener la elongación y generar una contracción, se fortalece la musculatura de la espalda.
El aparato de estiramiento corporal es ideal para prevenir el dolor de espalda; sobre todo en aquellas personas que permanecen demasiado tiempo sentadas. No sólo se benefician los discos intervertebrales, sino que además la musculatura obtiene una mejor irrigación y se fortalece. Este desarrollo activa el metabolismo y acelera la regeneración.
Algunos terapeutas también utilizan la camilla de tracción en el marco de su tratamiento. Mientras llevan a los pacientes de manera distendida a la posición horizontal y el cuerpo experimenta un ligero estiramiento a lo largo de la columna vertebral, los profesionales pueden realizar al mismo tiempo otras acciones. De este modo se potencia el efecto de las maniobras terapéuticas. Cabe destacar, por ejemplo, los beneficios adicionales que puede aportar el profesional en un tratamiento con calor o de movilización.
Al realizar el primer entrenamiento sobre una camilla de tracción, se debe empezar lentamente. Los principiantes comienzan con 5 minutos. Una vez que la persona se ha acostumbrado al aparato, conviene utilizarlo hasta 15 minutos. Lo importante es que la elongación se lleve a cabo de forma lenta, cuidadosa y autorregulada.
Por cierto, el entrenamiento con la camilla de tracción no siempre es aconsejable. Las contraindicaciones incluyen, por ejemplo: