En toda caja de herramientas, son imprescidibles unos alicates. Esto es algo en lo que coinciden todos los aficionados al bricolaje y técnicos profesionales. Si, además, están dotados de mangos ergonómicos, pueden ayudar a evitar contracturas y dolores en el trabajo.
Los alicates son una de las herramientas más utilizadas en todas las áreas. Independientemente de si se emplean regularmente o de forma más esporádica, si no se sujetan bien en la mano y la transmisión de fuerza no es la correcta, es fácil que se produzcan contracturas y dolores. Cuando el hombro o la espalda dejan de colaborar, puede llegar a desencadenarse incluso una enfermedad laboral.
Por lo tanto, el mango de los alicates ha presentar un diseño tal que permita trabajar de forma efectiva y ergonómica.
Existe una enorme variedad de alicates en el mercado. La mayoría de ellos tienen mangos rectos, cuyos brazos se abren y se cierran de forma similar a unas tijeras. Sin embargo, esto no es coherente desde el punto de vista ergonómico. Quien haya trabajado alguna vez con unos alicates convencionales, sabrá que la transmisión de fuerza a través de la muñeca flexionada no es la más óptima. El usuario tira de los hombros hacia arriba involuntariamente, ya que así se activa una mayor cantidad de fibras musculares. Pero ello comporta un inconveniente fundamental: este tipo de movimiento poco ergonómico provoca contracturas en la zona de los hombros y el cuello.
Los mangos de alicates deberían ser siempre acodados. Tendrían, por tanto, un perfil con forma de pistola. Un rápido vistazo a la anatomía humana muestra por qué esta forma de mango es mucho más adecuada que la de los modelos rectos convencionales: Al trabajar con un mango de pistola, la muñeca permanece recta (posición neutra), lo que conlleva una descarga claramente perceptible y medible. La mano puede agarrar los alicates de forma completamente natural, y se emplean a la vez los cuatro dedos. Gracias a un movimiento casi paralelo de los brazos de la herramienta, la transmisión de fuerza mejora notablemente. Unos alicates con forma de pistola previenen, así, de contracturas en la zona de los hombros y el cuello, y protegen las articulaciones, los tendones y los músculos. Además, los diseños de mangos ergonómicos reducen las sobrecargas en la zona de las manos, los brazos, el cinturon escapular y la columna vertebral, a la vez que garantizan una transmisión óptima de la fuerza, así como un trabajo más cómodo, prolongado y, sobre todo, exento de dolor.
El tamaño y la forma de los alicates deberían estar adaptados a las particularidades anatómico-funcionales de la mano. La utilización de diferentes materiales posibilita un trabajo seguro. Por ejemplo, en la zona deslizante del brazo móvil de los alicates, se debe procurar utilizar un material fijo y, como su propio nombre indica, deslizante. Allí donde se ejerce la presión –es decir, en los pulpejos de la mano–, una zona blanda contribuye a un uso confortable. El confort es aún mayor si el brazo de los alicates se abre por sí solo y la herramienta dispone de un resorte de apertura.
Los alicates se necesitan para las aplicaciones más variadas. Por lo tanto, deberían estar disponibles en versiones diferentes: como alicates de punta plana, universales y de corte diagonal, entre otros modelos. La regla general es que unos materiales de calidad, incluida la cabeza de los alicates, garantizan un alto grado de funcionalidad.
Como no ha de descuidarse el aspecto de la seguridad a la hora de emplear herramientas, los alicates ergonómicos disponen de protección antideslizante y de un mecanismo de bloqueo para el transporte y el almacenaje. El cuerpo de la herramienta debería estar formado por un material ligero y resistente a los golpes, como, por ejemplo, el plástico reforzado con fibra de vidrio.