Muchas personas reposan incorrectamente y duermen mal. Hoy en día, los avances en el ámbito de la investigación del sueño nos permiten conocer los daños derivados de la falta de descanso y del insomnio. La calidad de nuestro sueño es crucial para nuestro organismo al completo. Como dicta el saber popular, dormir demasiado poco nos hace estar “gordos, tontos y enfermosˮ. Solo un descanso saludable es capaz de regenerar el cuerpo y la mente. Y, sin embargo, son muchas las personas que siguen durmiendo en colchones inadecuados o deformados por el uso, lo que a menudo constituye el origen de los problemas. Y la mayoría de estos colchones descansan sobre un somier convencional, obsoleto en todos los aspectos, pues se trata de una invención de los años cincuenta que ya ha sido superada.
Para proporcionar a la persona que duerme el mejor apoyo posible durante sus fases de regeneración nocturnas, una cama adecuada –es decir, saludable– debe ajustarse al cuerpo, y adaptarse a cualquier postura en términos de carga y apoyo. Esto es lo que consiguen los modernos sistemas de cama.
Los sistemas de cama consisten en un somier flexible y un colchón perfectamente ajustados entre sí. Estos componentes funcionan como sistema y se adaptan de forma idónea a las necesidades anatómicas y subjetivas del usuario. Si el colchón y el bastidor no forman una buena combinación, menguará o se anulará la conjugación precisa de los efectos de carga, apoyo y protección.
Actualmente, distinguimos entre dos tipos de sistemas de cama certificados por AGR:
La ventaja principal de este sistema de cama radica en que, por medio del somier, puede adaptarse en cualquier momento a las características particulares del usuario, así como ajustarse a sus cambiantes necesidades.
En esta solución, el componente esencial es el colchón, que posibilita un reposo adecuado para el cuerpo. El somier sistematizado interactúa con el colchón para ofrecer el soporte necesario para la columna vertebral.
Ambas soluciones facilitan las inconscientes, naturales y necesarias secuencias nocturnas de movimientos y cambios de posición. Esto es especialmente importante, entre otras razones, para que los discos intervertebrales se regeneren y se “nutranˮ.
Un factor importantísimo, tanto para favorecer la higiene y la calidad del sueño como para prevenir las tensiones corporales, es una óptima aireación del sistema de cama.
Una musculatura en tensión genera dolor y dificulta una suficiente circulación sanguínea y, por ende, la depuración del cuerpo. Por tanto, el sistema de cama correcto será aquel que también favorezca la relajación muscular para una mejor entrada del oxígeno.
Aunque todo esto es ya de sobra conocido, y particularmente relevante para personas con dolencias de espalda, todavía falta mucho para que los sistemas de camas se implanten de forma generalizada. Hasta la fecha, se dispone de ellos en cerca de un tercio de los hogares alemanes, aun cuando el 80 % de la población sufre de dolor de espalda al menos una vez en la vida. La cama correcta contribuye decisivamente a prevenirlo.
La altamente recomendable tecnología actual de camas trabaja con el llamado “somier de alas” (bajo el colchón). Este ofrece una óptima adaptabilidad y flexibilidad, y proporciona una excelente descarga y apoyo (incluso por encima del eje base horizontal) a las diferentes zonas del cuerpo. Desde el punto de vista ergonómico, este avanzado somier de alas no admite comparación con los somieres convencionales.
Para garantizar un clima de cama saludable, algunos sistemas están provistos de un entramado de tubos verticales flexibles que permiten una alta circulación del aire. De este modo, se consigue evacuar la humedad de forma más eficaz que en muchos otros colchones convencionales.
La calidad del sueño vendrá determinada por una combinación de diversos factores, como un sistema de cama capaz de adaptarse a cada columna vertebral, el clima ideal en la estancia, un clima de cama saludable y la sensación subjetiva de bienestar.